Volar Alto – Semana Sanjuanista en Úbeda (Jaén)

A lo largo de la semana del 5 al 12 de noviembre se han celebrados distintos actos de diversa índole que han pretendido acercar el mensaje sanjuanista a la ciudad. Poesía, literatura, teología, espiritualidad, teatro, danza y música han sido algunas de las expresiones de esta semana que a continuación relatamos brevemente.

Dejarse quemar

De San Juan de la Cruz se ha dicho casi todo y a la vez casi nada. Lo más esencial sigue escondido entre sus versos, como ese Dios que lo habita y que lo convierte en un enamorado de su Hermosura y su Belleza. Porque el centro de san Juan de la Cruz no es él mismo sino el Dios que lo habita. Desde ese centro se expande toda la fuerza de su vida, el caudal de sus palabras, el torrente de sus símbolos. Desde Él se deja quemar, entregándose hasta convertirse en llama. Llama blanda, manso corazón. La fuerza y la debilidad juntas en la experiencia del Misterio.

El 5 de noviembre comenzamos la 40 edición de la semana sanjuanista y volvió a latir el corazón de Juan una vez más. Y por encima de todas las palabras, siempre nos quedará el fuego que arde suavemente en cada corazón enamorado.

Fugarse

En más de una ocasión movidos por el hartazgo de la plana realidad nos gustaría escapar, fugarnos de los espacios que nos constriñen. Sin embargo, San Juan de la Cruz en el «arte de la fuga» no quiere escapar sino transformarse. La fuga de los místicos no es escapismo sino entrega absoluta. Una entrega que conlleva la transformación plena. Vicente Valero lo explica muy bien en su libro «El arte de la fuga» en un relato dedicado a San Juan de la Cruz que titula con un ruego «¡Ven hermana mía esposa!». Un ruego que es un grito en plena transformación de amor, donde no se distingue ya al místico y a la Amada porque son una misma cosa. El amor transformador que se convierte en fuego y en llama. Porque el Amor transforma, cambia, muta lo fable en inefable, lo retórico en inefable.

De estos mimbres habló Vicente Valero en la primera conferencia de la Semana sanjuanista.

Descubrir la luz

Ahora que parece que todo muta a tinieblas, que cada vez encontramos menos guías que nos lleven por caminos seguros, San Juan de la Cruz nos interpela: ¿Cuál es nuestra Luz? . El atisbó esa suave luz de la vida que fue ungüento para su propia vida, lugar de acogida, morada donde habitar. Deja que su Luz bañe la mente y de camino rompa las grietas y transforme todo el ser. Hay poca luz esta mañana de noviembre, quizás sea el momento de llenarnos, al fin, de esa luz que nos bañe por completo. Así nos lo contó Iain Mathew en la segunda conferencia del ciclo sanjuanista.

Voces

Mujeres que hablan, mujeres que escuchan, mujeres que callan. Amadas que construyeron un tapiz de voces con su propia palabra y la de San Juan de la Cruz. Un acto en el que predominó la palabra acunada por la música del piano de Manuel García Villacañas. Ellas: Isabel Ordaz, Carmen Camacho, Mª Antonia García de León y Belén Rubiano, llenaron la escena con sus reflexiones, y un canto a cuatro voces que iluminó íntimamente el Auditorio del Hospital de Santiago. Un peldaño más en el ecuador de la semana.

La senda de la claridad

Aunque San Juan de la Cruz estaba en el fondo del discurso, Teresa supo meterse también entre bastidores en esta senda de la claridad que marcó Antonio Praena como eje de su charla. Y es que la senda de la claridad no es más que «andar en verdad». Una verdad que Juan de Yepes descubrió juntando evangelio y poesía, misterio y belleza. Y como diría Teresa, con un afán por «darse a entender», llegar, comunicar, conmover. Esos fueron los hilos de las palabras valientes y delicadas de Antonio que invitó a vivir una «Noche de Amor Viva» juntando noche y fuego, luz y sombra, poniéndonos ante las cuerdas del asombro e invitándonos a «adentrarnos más adentro», a esa Verdad que es el único camino, el más sencillo y complicado a la vez. Aquel en el que descubrimos el gozo por puro encuentro.

¿Dónde estás tú?

Lo difícil en una ponencia no es tanto el discurso que se construye sino la perspectiva desde la que se cuenta. Al igual que Antonio Praena, Miguel Pasquau Liaño eligió el camino de la experiencia, la senda de la claridad. Y se agradece que se pongan sobre la mesa las dudas, los recovecos y las cuitas de la fe. Eso es lo que hizo de una manera sincera y valiente, meciéndose entre las palabras de Juan de la Cruz y las de su padre, Juan Pasquau. En la narración de la experiencia se produce un doble milagro, el de la actualización del mensaje de nuestro místico y el de las luces que se nos brindan a los que estamos igual que él en el camino. En estos tiempos de lo políticamente correcto donde todo se vuelve caos, la verdad de la experiencia nos regala el bálsamo de la luz, esa que tanto nos ayuda en el camino.

Transitar

Clausurar es cerrar, pero en esta ocasión es también abrir. Porque este tránsito aunque cierre no deja de abrir nuevos horizontes en la figura de San Juan de la Cruz. La obra que clausura esta 40 Semana sanjuanista está basada en los textos del libro «San Juan de la Cruz, una vida grabada» y que llevan por título «Las páginas pares». Pero nacen sobre todo de la ilusión y el trabajo que las hermanas Myriam y Cristina Carrascosa, en la dramaturgia y en la dirección respectivamente, han puesto en ella. Al igual que el amor y compromiso personal con el que Omar Mezza interpreta a San Juan de la Cruz. Sin su interpretación, dirección y adaptación no hubiera sido posible este acercamiento pequeño y a la vez grande de la vida sanjuanista como tránsito. Emoción, belleza, sentimiento y sensibilidad se mezclan en «Tránsito» convirtiendo el recorrido en una plegaria sobre los caminos de un enamorado de Dios que voló a cantar maitines al cielo en esta tierra hace cuatro siglos y que aún sigue regalándonos la suave brisa de su presenciavv5