El libro de Saturnino López y publicado por la Editorial Monte Carmelo se presentó el miércoles 24 de octubre en el Aula Magna de la Facultad de Teología de la Universidad de Burgos. Además del autor, en el acto participaron la madre de la joven, María del Pilar Rodríguez, la primara informadora en el proceso de beatificación, María Monserrat Agustí, José Luis Martínez, del Camino Neocatecumenal, y Pedro Ángel Deza, director del Grupo Editorial Fonte.
26 años después del suceso trágico de la muerte de la joven Marta Obregón, Editorial Monte Carmelo publica un libro para tratar de responder a las mil y una preguntas que se hicieron y se siguen haciendo muchas personas sobre este suceso. Quién era Marta y quién fue el autor del cruel asesinato de esta joven. Saturnino López es el autor de esta obra en la que se sacan a luz datos significativos de la trayectoria de esta joven universitaria, pero no para hacer una biografía novelada de la misma, sino para recoger con precisión documental los distintos momentos –de toda índole– que vivió esta joven en su paso por la vida.
Marta, después de un periodo de interrogantes y desasosiego, en un viaje a Taizé (Francia) descubre una juventud con nuevas perspectivas. Pasa una dura prueba, entre sus ansias de vivir en Dios y su aparente lejanía, hasta que en una confesión experimenta el amor divino. Defiende con gran valentía los valores éticos y de la Iglesia en el ambiente universitario. Esta joven moderna, dinámica, comunicativa, buscaba la voluntad de Dios en su vida y se había ofrecido en las Comunidades para evangelizar como “itinerante”. Su oración más repetida era: “Señor, hágase”. El 21 de enero de 1992, después de preparar los exámenes finales y de hacer media hora de oración ante el Santísimo, fue abordada en el portal de su casa, recibió catorce puñaladas en un descampado falleciendo por defender la virtud de la castidad.
El autor, que además es el postulador de su causa de beatificación, quiere apegarse a la más exigente realidad de los hechos: documentos civiles y eclesiásticos, conversaciones con muchas personas que trataron a Marta, testigos de su pertenencia al Camino Neocatecumenal y de su deseo innato de ser misionera así como las confidencias con otras de sus compañeras de estudios y del Club Arlanza, dan pie suficiente para trazar este boceto de la personalidad de Marta Obregón.